Sevilla.- El Real Madrid se impuso este sábado por 2-1 al Osasuna en la final de la Copa de Rey con un doblete de Rodrygo Goes.
Osasuna vendió cara su derrota en un partido en el que empató en el segundo período por medio de Lucas Torró al borde de la hora de juego. Pero no fue suficiente para que el conjunto pamplonés lograra su primer título copero en la historia. Hay que recordar que esta era apenas su segunda final después de la única que jugaron hace dieciocho años y también perdieron.
Se presentó una final entre dos clubes históricos, pero con un currículum muy desigual. El espectacular del Real Madrid y otro, el de Osasuna, que quería meter en su vitrina el primer título nacional de su historia. Pero en el fútbol la obligación y la ilusión, a un solo partido, puede tener muchas variantes.
A ello se unió que los de Carlo Ancelotti tienen el próximo martes una cita de las marcadas en su calendario de cada temporada. La ida de la semifinal de la Liga de Campeones nuevamente contra el Manchester City.
Con la baja de Ferland Mendy y Dani Ceballos, que salió con molestias del entrenamiento el viernes, el italiano salió con todos sus efectivos excepto Luka Modric.
En Osasuna no hubo ningún tipo de dilema. Era el partido mas importante después de que en 2005 perdiera en el ya desaparecido Vicente Calderón su primera final de Copa ante el Betis. Por lo que los de Jagoba Arrasate, con las anunciadas bajas de Nacho Vidal y Darko Brasanac, fueron con todo.
El propio Arrasate anunció que una de las opciones ante el rival era hacer un partido largo, pero no pudo empezar peor para sus intereses. En la primera acción que tocó el balón Vinícius por la izquierda, dejó a Moncayola para asistir perfectamente a un Rodrygo que remató al arco. Era el 1-0 en solo un minuto y 48 segundos de juego.
El Madrid, con mucho músculo en el centro del campo con la presencia de Tchouaméni, obligó al Osasuna a practicar un juego directo. Los balones aéreos al área fueron una opción interesante con los que hacer valer el potente juego por arriba del conjunto pamplonés. Especialmente del alto ariete croata, Ante Budimir.
Vinícius fue un dolor de cabeza para Moncayola, quien buscó la ayuda de Rubén Peña para mitigar las acciones del brasileño. Sobre todo cuando vio la amarilla en una corrida con el madridista, quien en otra gran jugada estuvo cerca de que marcara el francés Karim Benzema, aunque lo impidió el meta Sergio Herrera.
La réplica al posible 2-0 llegó a la jugada siguiente en una acción con Ez Abde superando a Militao y Courtois para picar el balón. Pero Dani Carvajal despejó antes de que se colara en la portería, aunque ello mostró que el partido era de ida vuelta.
Sin embargo, el choque rompió su ritmo en los últimos minutos debido a una serie de faltas que caldearon a ambos equipos. Así pues, se llegó al descanso con ese 1-0 que se quedaba como una incógnita para la segunda, en la que el Osasuna hizo lo que no pudo buena parte de la primer, presionar alto.
Ello pareció no importarle demasiado al Real Madrid para, con la labor de contención de Toni Kroos, esperaba para buscar una rápida recuperación que le diera juego a Vinícius, Rodrygo y Benzema. Esto no le dio resultado y fue el rival el que sí salió beneficiado de su disposición táctica con un zapatazo de Lucas Torró.
El empate, con algo mas de media hora por delante, hizo reaccionar de inmediato a los de Angelotti y la historia se repitió. Vinícius se fue por la línea de fondo, centró, ahora participó Kroos, y culminó Rodrygo.
Fue la sentencia, porque el Real Madrid ya no quiso dejarse sorprender más pese a que Osasuna nunca se rindió en busca de un nuevo empate que no llegó.
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