MADRID.- Quienes vayan al cine pensando en ver una apacible película de Disney con ‘Mufasa: The Lion King’, no se encontrarán con una versión edulcorada del pasado de Simba, el tan conocido personaje de la factoría que entró en los hogares del mundo hace 30 años, si no en una precuela hiperrealista y salvaje.
En esta ocasión, la historia de Disney, dirigida por Barry Jenkins, y que se estrena en todo el mundo este viernes, está encabezada por Mufasa, padre de Simba, y en ella el espectador va a vivir de lleno una realidad muy cercana a los documentales sobre naturaleza, donde la lucha por el dominio territorial es básica para sobrevivir.
Jenkins, ganador del Óscar en 2017 por ‘Moonlight’, consigue en esta precuela de aquel éxito de 1994, que fue la más taquillera del año y dio lugar a un exitoso musical de teatro, dar un paso mas allá en el plano visual, con un ritmo trepidante, a través de imágenes hiperrealistas generadas por ordenador con las que captura la riqueza y diversidad de los paisajes de África, sin abandonar la fuerte carga sentimental de cada personaje.
Al contrario que su antecesora, ‘Mufasa’ apenas deja espacio para la imaginación, ni mucho menos permite que el espectador se relaje en su butaca, sin dejar de sentirse arrastrado por una sucesión de escenas en las que el drama y la aventura se entremezclan.