UVALDE.- La respuesta policial a la masacre de Uvalde (Texas, EEUU) indignó a familiares como Junior Cazares, cuya prima pequeña Jacklyn murió asesinada mientras los policías esperaban más de una hora fuera del aula donde el atacante se atrincheró.
«Espero que pierdan su licencia», dijo Cazares, quien habló con Efe delante de las cruces de madera instaladas en la plaza central de Uvalde para recordar a los 19 niños y dos maestras brutalmente asesinados en el tiroteo del pasado martes en la escuela primaria Robb.
La revelación, este viernes, de que la Policía tomó la decisión de no entrar en el aula y esperó a recibir una llave para abrir la puerta, mientras una niña llamaba desesperada a los servicios de emergencia rodeada de sus compañeros muertos, conmocionó a la localidad.
«No puedo ni imaginarme a esos niños encerrados en esa habitación, sabiendo que había policías ahí fuera. Es asqueroso», aseguró Cazares, de 24 años.
El joven trabaja en un hospital donde ingresaron algunos de los 17 heridos en el ataque y, tras enterarse de que la Policía había reconocido su actuación negligente en el tiroteo, acudió a la plaza central acompañado de su esposa, Lisa, y su hija de cuatro años.
«Solo siento ira. Me hace querer dejar mi trabajo y convertirme en agente de Policía, para poder (…) hacer las cosas mejor. Juraron proteger a nuestra comunidad», recalcó Cazares.
EFE