Madrid.- Estados Unidos, la gran potencia del atletismo, recibirá en el remozado estadio Hayward Field de Eugene, Oregon, después de 17 ediciones, unos campeonatos del mundo que no tendrán la participación de Rusia -castigada por la invasión de Ucrania- y el cual tuvo que aplazarse un año debido a la pandemia del coronavirus.
Desde los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, Estados Unidos no había vuelto a organizar una competición global de atletismo al aire libre. Veintiséis años después, Eugene se convertirá en la ciudad más pequeña (176.000 habitantes) que sirve de anfitrión para unos Mundiales.
A falta de la confirmación oficial, World Athletics apunta que más de 1900 atletas de 192 equipos competirán en el estadio de la Universidad de Oregón entre el 15 y el 24 de julio, y entre todos ellos sobresale un nombre: Allyson Félix, quien le pondrá fin a su dilatada carrera con la oportunidad de añadir una nueva medalla a las 18 que ya ha logrado en los Mundiales desde Helsinki 2005.
Aparte de sus 11 medallas olímpicas (7 de oro), la velocista estadounidense de 36 años, seleccionada aquí para el relevo mixto 4×400, ganó su primera presea mundial en los 200 metros de Helsinki 2005 con 19 años, y luego fue coleccionando metales hasta alcanzar 13 oros, 3 platas y dos bronces. En total, posee cuatro más que el siguiente en la lista, el jamaicano Usain Bolt.
Felix es la única mujer que ha ganado tres títulos mundiales consecutivos en los 200 metros (Helsinki 2005, Osaka 2007 y Berlín 2009) y la que venció con mayor diferencia: 0.53 segundos sobre la jamaicana Veronica Campbell en 2007.
Los 43 vencedores individuales de Doha 2019 son los que han disfrutado del reinado más largo (tres años) desde que los campeonatos empezaron a disputarse cada dos, a partir de Tokio 1991. En Eugene, 37 de ellos defenderán sus títulos.
También estarán presentes en el torneo 42 campeones olímpicos en ejercicio y grandes figuras del atletismo que, pese a su consagración con títulos olímpicos, aún persiguen su primera corona mundial.
Tal es el caso del rey de la pértiga, el sueco Armand Duplantis; el mediofondista noruego Jakob Ingebrigtsen, la velocista jamaicana Elaine Thompson-Herah y dos norteamericanos, el lanzador de peso Ryan Crouser y la vallista de los 400 Sydney McLaughlin, que asumen una gran responsabilidad ante su público.
En cuanto al reinado de la velocidad mundial se refiere, el cual dejó vacante Usain Bolt tras su retirada en 2017, continúa sin tener un claro dueño.
La final masculina de 100 metros, que se disputará el segundo día de competición (16 de julio) está llamada a ser el plato fuerte de los campeonatos. Entre los inscritos hay 16 atletas con marcas inferiores a los 10 segundos que consiguieron este año, entre los que destacan Fred Kerley (9.76) y Trayvon Bromell (9.81) de los Estados Unidos.
Un vez cumplida su sanción por no estar localizable para los controles de dopaje, el defensor del título, Christian Coleman, también estadounidense, está un poco más abajo en la lista, séptimo con 9.87, y vuelve a estar muy rápido (tercero con 9.85) el jamaicano Yohan Blake, de 32 años, que hace 11 ganó el oro en Daegu tras la descalificación de su compañero Usain Bolt por salida falsa.
Por otra parte, el campeón olímpico, Marcell Jacobs, finalmente participará en la distancia reina de la velocidad, luego de que la Federación Italiana de Atletismo (FIDAL) anunciará este miércoles que estaría presente en la villa de los atletas. El italiano había sufrido varios contratiempos físicos desde principios de la temporada, lo que le impedía bajar los 10 segundos (10.04).
El predominio local en los 200 masculino es aún mayor. El país anfitrión acude con los tres más rápidos del año: Erriyon Knighton (19.49), Noah Lyles (19.50) y Fred Kerley (19.76).
Por el contrario, los pronósticos en la velocidad femenina se decantan del lado jamaicano. La actual campeona, Shelly-Ann Fraser-Pryce (10.60), Shericka Jackson (10.76) y Elaine Thompson-Herah (10.79) componen una terna intimidante frente a las estadounidenses Aleia Hobbs (10.81)), Melissa Jefferson (10.82) y Twanisha Terry (10.87).
La ausencia de Rusia, segunda potencia en el medallero histórico, sólo por detrás de Estados Unidos, tendrá efectos sumamente evidentes en las pruebas, sobre todo en el salto de altura o la pértiga, ya que no estarán las actuales campeonas, Mariya Lasitskene y Anzhelika Sidorova.
La sanción, explicó World Athletics, «es consecuencia de la invasión rusa de Ucrania» y afecta a todos, incluidos los autorizados a competir como atletas neutrales.
Estados Unidos presenta un equipo con 15 líderes mundiales y 33 atletas situados entre los tres primeros del ránking mundial.
YULIMAR ROJAS, SOLA CONTRA SU RÉCORD
Por supuesto, otra de las protagonistas del evento y que no pueden dejar de mencionarse, es la venezolana Yulimar Rojas, actual campeona olímpica y plusmarquista mundial del triple salto (15,74), no podrá participar del salto largo y el salto triple como lo tenía estipulado, debido a que su marca clasificatoria para el certamen fue eliminada por no utilizar los calzados obligatorios para la prueba.
Su salto de 6,93 metros realizado el 8 de junio en su campamento base de Guadalajara, España, no fue homologado por la World Athletics porque lo hizo con las zapatillas hechas para el triple salto, cuya suela de 25 mm excede el límite de grosor (20 mm) aprobado para el calzado de longitud en el salto largo.
Rojas tenía intención de busca un doblete histórico sin precedentes, pero de acuerdo con su entrenador, el cubano Iván Pedroso, decidió no volver a intentar la mínima en longitud debido a las molestias en el psoas que sufrió en junio y así no poner en riesgo su participación en los Mundiales. Dicho esto, «Yuli» solo estará presente su competición fetiche, el triple salto.
El doblete de saltos horizontales en unos Mundiales al aire libre es un logro que nadie ha conseguido hasta la fecha, aunque la rusa Tatiana Levedeva sí que lo consiguió en pista cubierta en Budapest 2004.
El 18 de julio, en la final del triple, si no hay contratiempos en la calificación, Yulimar Rojas se encontrará sola frente a su propio récord. En la lista mundial, con su plusmarca de 15,74 conseguida en pista cubierta, le tiene un metro de ventaja a las dos siguientes, la estadounidense Keturah Orji (14.79) y la ucraniana Maryna Bekh-Romanchuk (14.74).
DUPLANTIS CONTRA DUPLANTIS
El rey de la pértiga, Armand Duplantis, realizó hace dos semanas en Estocolmo, Suecia, el mejor salto de la historia al aire libre, 6,16 metros, superando los 6,14 del ucraniano Sergey Bubka hace 28 años, pero seguro que un nuevo récord mundial no es lo que más le ambiciona conseguir en Eugene, sino su primer título mundial al aire libre.
Ya es campeón del mundo en pista cubierta este mismo año en Belgrado, y es campeón olímpico y de Europa. Sólo le falta este oro para completar su colección. El récord mundial, objetivo secundario para el sueco de 22 años, está retribuido con 100.000 dólares, aparte del premio por la victoria en cada prueba.
SEMENYA RECONVERTIDA EN FONDISTA POR LA TESTOSTERONA
La sudafricana Caster Semenya, bicampeona olímpica y tres veces mundial de 800 metros, podrá volver a competir en unos Mundiales, después de cinco años de ausencia, pero en la prueba de 5.000 metros, en la que está oficialmente inscrita.
Desde Londres 2017, en los que obtuvo su última medalla de oro en la doble vuelta a la pista, Semenya no pudo volver a competir en su prueba. Su exceso de testosterona, y su negativa a medicarse para reducirlo a los límites (5 nanomoles por litro de sangre) que desde 2019 le exige la World Athletics a las mujeres, se lo impide.
De acuerdo con la normativa en vigor, las atletas tienen que mantener sus niveles de testosterona por debajo de esa cifra durante un periodo continuo de al menos seis meses si quieren competir en distancias comprendidas entre los 400 metros y la milla (1.609 metros).
Semenya, de 31 años, considerada una heroína en su país, es el caso más conocido de una atleta con hiperandrogenismo. Desde hace tres años mantiene una pugna legal con la World Athletics, organización a la que acusa de imponer reglas discriminatorias, contrarias a los derechos humanos y antiéticas, ya que obligan a personas sanas a tomar medicación.
Para mantenerse en las pistas sin someterse al tratamiento, Semenya decidió cambiar su perfil de corredora e intentar adaptarse a otras especialidades que no se vean afectadas por esa normativa, pero por el momento no ha logrado destacar en los 200 metros ni en los 5.000.
EFE