Londres.- El Liverpool mantuvo su invicto en la temporada al remontarle 1-2 al Newcastle con dos goles de Darwin Núñez en 12 minutos.
Y es que fue casi un milagro divino que el Liverpool no saliera goleado de St. James Park, después de una primera parte de pesadilla, que pudo dejarlos goleados y con dos jugadores menos.
Alexander-Arnold estuvo cerca de irse expulsado en menos de un minuto por recibir un empujón, caer al suelo y devolver el balón de malas maneras. Se llevó una primera amarilla y debería haber recibido la segunda unos instantes después al cortar una carrera de Gordon al contraataque. El lateral se salvó de la expulsión, pero no de regalar el 1-0.
No controló un pase de cara de Salah, la pelota se le escurrió y Gordon le robó la cartera para definir solo entre las piernas de Alisson.
Un primer contratiempo que se agravó mucho más cuando unos minutos después, Van Dijk fue expulsado por derribar a Isak siendo el último defensor. Acción controvertida y que no se confirmó hasta que el VAR le dio la razón al colegiado John Brooks.
Van Dijk se fue enfadadísimo, gritando al colegiado y al cuarto árbitro. Y no estaba mucho más feliz Klopp, que sabía que el partido se le estaba yendo por el sumidero.
Alisson, con un paradón espectacular a una volea de Miguel Almirón evitó que cualquier emoción desapareciera inmediatamente. Y el Liverpool tuvo la fortuna de llegar vivo a los últimos veinte minutos de partido.
Ahí le volvió a sonreír la suerte, cuando tras una carrera desde el centro del campo el disparo con rosca de Almirón se estrelló en la madera.
A diez minutos del final, el Liverpool, que llevaba 50 minutos con uno menos y que no había disparado a portería, estaba a un gol de sacar algo de St. James’ Park. Y así de rocambolesco es el fútbol.
Un pase que buscaba a Darwin Núñez se trastabilleó en Botman, que falló al despejar y dejó al uruguayo internarse en el área. No era la posición más fácil para el disparo, estaba ligeramente esquinado, pero sacó un zapatazo raso junto al palo que equilibró el encuentro.
Castigo al Newcastle por no sentenciar y justicia para un Liverpool que creía que el árbitro les había perjudicado, pero aún quedaba lo mejor. En el último minuto del descuento, Salah encontró en profundidad a Núñez, que volvió a irse en velocidad y no falló en el mano a mano.
El Liverpool, que lo tenía todo en contra durante casi una hora, le había dado la vuelta a un partido increíble. La piña que formaba el banquillo de los ‘Reds’ contrastaba con la cara de incredulidad de Eddie Howe, que no entendía que se le fuera así un partido.
Pero esto es fútbol, y el milagro, gracias a Núñez, se obró en el norte de Inglaterra. Tras tres partidos, el Liverpool tiene siete puntos, y el Newcastle, solo tres.
EFE