lunes, mayo 6, 2024
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Ciudadanos turcos esperan elecciones con pocas ganas de cambio

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TURQUÍA.- El terremoto de febrero pasado ha dejado profundas heridas en Kahramanmaras, una ciudad de medio millón de habitantes, la más cercana al epicentro, aunque parece haber dejado menos mella en la tendencia política de su gente.

La provincia es uno de los principales feudos del partido islamista AKP y su fundador, el actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, que se presenta a la reelección el 14 de mayo.

«Aquí, el AKP siempre saca un 70 % de los votos, y no parece que esto vaya a cambiar demasiado«, reconoce Mehmet Babusçu, miembro de la cúpula local del partido nacionalista IYI, una de las fuerzas de la oposición, mientras reparte folletos en el bazar.

RUINAS

En todas partes del centro histórico de la ciudad hay ruinas, escombros y fachadas dañadas, aunque el tradicional mercado bajo cubierta, muy similar al Gran Bazar de Estambul, luce intacto.

Aquí, la vida sigue, con clientes arremolinándose ante tiendas de alimentación, especias y joyerías, mientras que los artesanos baten el cobre en las callejuelas, aunque en las plazas fuera, algunas casetas temporales de bancos o aseguradoras recuerdan que hay mucha oficina destrozada.

Un poco más abajo, tres excavadoras pican los fundamentos de un edificio de diez pisos dañado y finalmente lo tiran abajo, causando una enorme nube de polvo que se traga el barrio.

Quienes trabajan en el centro, dando un aspecto de normalidad a las calles animadas, vuelven por la tarde a algún barrio periférico, donde las viviendas están habitables, o bien a uno de los campamentos con casas prefabricadas establecidos en las cercanías.

Pero muchos se han ido a otras partes del país, dejando sin mano de obra a las numerosas fábricas textiles que son unas de las principales fuentes de ingreso de la provincia, señala Babusçu en declaraciones a EFE.

MENOS VOTANTES

«Aquí hay 750.000 votantes censados, pero en las elecciones van a ser unos 100.000 menos, porque si bien algunos regresarán para votar, otros muchos no lo harán», estima el militante de IYI.

La apatía también domina en la caseta temporal del partido DEVA, fundado por un antiguo aliado de Erdogan, el exministro de Economía Ali Babacan, que ha abandonado el AKP para integrarse en el bloque de oposición liderado por el partido socialdemócrata CHP.

El escaso entusiasmo que muestra el único vigilante de la caseta por hablar de las elecciones no vaticina un éxito electoral de la oposición en Kahramanmaras.

Porque si bien el terremoto ha fomentado una sensación de decepción con el Gobierno del AKP, no parece haber despertado un deseo de cambio.

«El Estado nos miente. Dicen que hubo 50.000 muertos en el terremoto. Pues yo digo que eran tres veces más. Había decenas de miles solo en esta ciudad. Y el Gobierno no hace nada, no me han dado ni ayudas para mi negocio», se queja Mustafa, un señor mayor que dice haber tenido una empresa de turismo.

Foto: EFE

MALOS Y PEORES

Pero ante la pregunta de si va a votar a la oposición, niega enfadado: «si unos son malos, estos serán peores. No vale la pena cambiar, no van a hacer nada».

Distinto es el ambiente en Osmaniye, capital de la provincia vecina, también afectada por el terremoto, y tradicional feudo del ultranacionalista MHP, cuyo líder, Devlet Bahçeli, ahora aliado de Erdogan, ha nacido aquí.

Por todas partes ondean banderolas del MHP, del AKP y de Erdogan, pero también del CHP y sobre todo de IYI.

El centro parece haber recuperado su alegre ritmo de vida pero algunos barrios periféricos, construidos sobre suelo pantanoso, siguen en ruinas y nadie sabe cuándo se reconstruirán, explica a EFE Mustafa Atsiz, miembro local del IYI.

Su partido se escindió del MHP después de que Bahçeli se aliara con Erdogan y ahora piensa capitalizar el voto nacionalista de la ciudad, pero también el del AKP.

EFE

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