CARACAS.- El danés Jonas Vingegaard (Jumbo Visma) volvió a demostrar su condición de favorito al imponerse en la séptima etapa del Dauphiné.
Vingegaard logró la décima victoria de la temporada a su estilo, con un ataque fulminante que eliminó cualquier debate sobre quien es el mejor del Dauphiné y el mas preparado para el Tour de Francia que comienza el 1 de julio en Bilbao. Un exhibición de la que tomarán nota Tadej Pogacar y compañía.
En esta ocasión el maillot amarillo deslumbró con un zarpazo a 5 km de la cima de la Croix de Fer, haciendo inútil cualquier resistencia por parte de sus rivales.
Vingegaard se marchó solo y alzó los brazos a 2.067 metros de altitud dejando el Dauphiné resuelto a falta de una importante etapa de montaña este domingo.
Vingegaard ganó con 43 segundos por delante del británico Adam Yates (UAE) y con 54 respecto al australiano Jay Hindley (Bora). El otro «aussie», Ben O’Connor (Ag2r), segundo en el podio absoluto, se dejó ese puesto y 1.04 minutos en la cima. Un rosario de corredores fue llegando a meta.
En la general, pocas dudas. Vingegaard saca 2.11 a Yates y 2.24 a O’Connor. Carlos Rodríguez, la esperanza española, decimotercero a 4.33. El siguiente es Enric Mas, vigésimo.
CAMPENAERTS CORONA LA MADELEINE y MOLLARD EN SOLITARIO
Después de una salida rápida en la única zona llana de la jornada, se presentó la primera gran dificultad, nada menos que el Col de la Madeleine, coloso del Tour de Francia, de categoría especial con sus 24 km al 6,1 por ciento, a cuyas primera rampas llegaron abriendo carrera los franceses Cavagna y Anthony Pérez y el belga Victor Campenaerts, con algunos corredores intercalados y el pelotón de favoritos a 3.30 minutos impulsados por el Ineos.
Fue Campenaerts, consumado contrarrelojista y explusmarquista de la hora quien se atrevió a intentarlo en solitario a 5 km de la cima de La Madeleine.
El belga coronó en solitario, hizo el descenso y se presentó en el Col du Mollard con la ilusión de sacar gloria del esfuerzo en solitario. Proyecto imposible, pues los hombres de Vingegaard tomaron el mando para coronar la montaña a 20 segundos del belga, quien alzó los brazos para celebrar su pequeña hazaña.
Los favoritos iban juntos, al son que marcaba el Jumbo, concretamente Van Hooydonck, consumido antes de alcanzar la cima.
VINGEGAARD UN AUTÉNTICO TITÁN EN LA CROIX DE FER
Jumbo trabajó para despejar la pista de despegue de Vingegaard. Por delante 13,1 km al 6,2 por ciento hasta la cima instalada a 2067 metros de altitud. Campenaerts dijo adiós a su inconcluso día de gloria, y el húngaro Attila Valter tensó el ritmo lo justo para que su jefe de filas arrancará. Un hecho que se produjo a 5 km de meta. Se acabó la discusión.
Vingegaard está pletórico, ya con 10 victorias en la temporada y 26 en su palmarés. Su ataque con cambio de ritmo brutal fue incontestable. Actualmente un pasaporte para considerarlo favoritos al Tour de Francia, en espera de la recuperación de Tadej Pogacar.
El resto de la historia quedó para siempre en la cima de la Croix de Fer. Por allí pasó un campeón al que pronto se le verá sobrevolar las cumbres en la «Grand boucle».
FESTIVAL DE MONTAÑA PARA FINALIZAR EL DAUPHINÉ
Este domingo concluye el Dauphiné con la octava etapa entre Le Pont-de-Claix y La Bastille – Grenoble, de 152,8 km, jornada muy exigente con 6 puertos, cuatro de ellos en el último tercio de carrera.
Para empezar la etapa el Col de Pinet (2a, 6,1 km al 5,8), seguido por el Col des Mouilles (2a, 3,8 km al 7). Tras un respiro sin grandes dificultades en mitad de etapa, el final de la jornada será de gran dureza encadenando tres puertos.
El primero de ellos será el Granier (categoría especial, 9,8 km al 7,9 por ciento), el Col du Cucheron (2a, 7,8 km al 6,1), el Col de Porte (1a, 7,5 km al 6,7) lamy el ascenso final a la meta de La Bastille, en Grenoble (1a, 1,8 km al 13,6). Otra jornada reina para despedir el Dauphiné.
EFE