WASHINGTON.- Activistas y residentes del sur de Texas denunciaron este viernes que la instalación de una barrera flotante en el Río Grande, en la frontera de México y EE.UU., para impedir el cruce de migrantes indocumentados causará daños ambientales al alterar el flujo del afluente.
El gobernador Greg Abbott, ordenó la colocación de una ristra de boyas de más de 300 metros de largo y, en preparación para el despliegue de la barrera, las autoridades de Eagle Pass han aplanado una isla cerca del Parque Shelby en esa ciudad de 30.000 habitantes.
«Las boyas son otro intento de militarización de nuestra frontera que tiene un impacto en el río», se quejó Adriana Martínez, geomorfóloga fluvial que ha publicado estudios sobre el efecto de la construcción de barreras en la frontera.
«Al igual que la cerca federal, estas boyas cambiarán la forma en que fluye el agua y, por lo tanto, cambiarán el curso mismo del río», añadió Martínez, según un comunicado de la Coalición Fronteriza de Eagle Pass.
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Eagle Pass, un área que el jefe del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Stven McCraw, ha calificado como «el centro de gravedad para el contrabando», es la primera sección del río donde se instalan las boyas.
EFE