Philipsen continúa brillando en las etapas de velocidad del Tour

Jasper Philipsen al momento de llegar a la línea de meta. Foto cortesía: EFE

Moulins (Francia).- El belga Jasper Philipsen celebró su condición de mejor sprinter del Tour de Francia al ganar este miércoles su cuarta etapa de velocidad.

Jasper Philipsen está intratable al sprint y gana con enorme facilidad. Así lo puso de manifiesto en Bayona, Nogaro, Burdeos y esta vez en Moilins, donde dejó con la miel en los labios al neerlandés Dylan Groenewegen y el alemán Phil Bahaus.

El ciclista belga gritó victoria con un tiempo de 4.01.07 y firmó así su quinta victoria en el Tour. El pelotón se rompió cerca de la meta, cuando se desató la locura por la llegada con los favoritos cortados a 7 segundos del ganador.

La general no sufrió movimientos. Vingegaard (Jumbo) y Pogacar (UAE) siguen separados por 17 segundos a favor del danés, tercero en el podio está el australiano Jai Hindley (Bora Hansgrohe).

FUGA INOCUA, EL PELOTÓN DE TRÁMITE

Clermont Ferrand, siempre con el Puy de Dôme a la vista, lanzó la etapa que iba a pasar el ecuador del Tour, esta vez con menos calor, con cielo plomizo, grisáceo, como la propia etapa, exenta de alicientes que se alejaran de una más que cantada llegada al sprint.

Una ciudad que vio nacer al que suena como próximo corredor del Movistar, Remi Cavagna, apodado «El TGV de Clermont», aunque, curiosamente, el tren de alta velocidad no llega a la capital de Auvernia.

En el trayecto hacia Moulins solo tres corredores se negaron a aburrirse en grupo, pero sabiendo que el día de gloria no iba a llegar para ellos. Salieron pronto el ciclista «tico» Andrey Amador, el francés afincado en Lieja Matîs Louvel y el veterano italiano Daniel Oss.

Con la fuga mantenida «al baño maría» por un pelotón que se convirtió en una marabunta bien avenida, sin alteración alguna, con cero ataques, todos a ritmo cómodo, tan solo perturbados por una intensa lluvia en el tramo final.

EL JUMBO MONTA EL TREN, PERO EL MÁS RÁPIDO ES PHILIPSEN

El último rebelde sacó la bandera blanca el último rebelde, Daniel Oss, a 13,5 km de la meta. Estaba a punto de sonar el zafarrancho por el sprint. El Soudal atacó, como siempre, desde lejos tratando de imponer su «treno», pero el Jumbo a 5 km de la meta colocó a cuatro hombres delante, Vingegaard incluido, para posicionar a Van Aert.

En esta ocasión no estaba delante la locomotora Mathieu Van der Poel para lanzar a Philipsen, pero el maillot verde, se buscó la vida para buscar su rueda a seguir y atacar a unos 200 metros de la línea. Con los «guepardos» a 70 por hora despegó el belga una vez más, implacable, para poner encima de la mesa su póker.

Este jueves la duodécima etapa ofrece un menú de media montaña entre Roanne y Blleville-En-Beaujolais, recorrido de 168,8 km con 5 dificultades, las más interesantes en la segunda mitad, con el Col de la Casse Froide, La Croix Montmain y el último el Col de la Croix Rosier con la cima a 28 de meta.

EFE