KJINSASA.- El papa Francisco pidió hoy ante los más de un millón de personas que asistieron a la misa en la explanada del aeropuerto de Ndolo de Kinsasa que ayuden a romper el «círculo de la violencia» en un país destrozado por las guerras y la violencia durante décadas.
En una ceremonia donde no cesaron los cantos y bailes, el papa empezó su homilía expresando su alegría. «He anhelado mucho este momento, ¡gracias por estar aquí!», dijo, después de que tuviera que aplazar esta visita a la República democrática del Congo prevista para julio del año pasado por sus problemas en la rodilla.
En su homilía, el papa les habló de conseguir la paz en un país que lleva más de tres décadas en guerra y les señaló que los «tres manantiales para seguir alimentándola. Son el perdón, la comunidad y la misión».
«¡Cuánto bien nos hace limpiar nuestros corazones de la ira, de los remordimientos, de todo resentimiento y envidia! Queridos amigos y amigas, ¡que hoy sea el momento de gracia para acoger y experimentar el perdón de Jesús! Que sea el momento adecuado para ti, que llevas una pesada carga en el corazón y necesitas que te la quiten para poder volver a respirar», les dijo.
Y en un momento en el que se está viviendo un recrudecimiento de la violencia, sobre todo en el este, en la frontera con Ruanda y donde existen cerca 120 grupos armados, el papa les instó: “Deja las armas, abraza la misericordia”.
El papa se dirigió a los miembros de la Iglesia y les dijo que también en ellos se corre el riesgo de «estar juntos, pero caminar por cuenta propia, buscando en la sociedad, y también en la Iglesia, el poder, la carrera, las ambiciones».
Y para no caer en las falsas ilusiones del poder y del dinero, el pontífice argentino afirmó que el «camino es compartir con los pobres». «Recomencemos desde los pobres y descubriremos que todos compartimos la pobreza interior» y «con la ayuda de Dios, construyamos una Iglesia vacía de espíritu mundano y llena del Espíritu Santo, libre de riquezas para sí misma y llena de amor fraterno».
«Hermanos, hermanas, estamos llamados a ser misioneros de paz, y esto nos dará paz. Es una decisión; es hacer sitio en nuestros corazones para todos, es creer que las diferencias étnicas, regionales, sociales y religiosas vienen después y no son obstáculos», añadió Francisco.
Y en uno de los actos más multitudinarios de su pontificado, en este país de 45 millones de católicos, invitó además a los cristianos «a romper el ciclo de la violencia, a desmantelar las tramas del odio».
El papa presidió sólo la misa debido a sus problemas de rodilla y se celebró con el llamado rito congoleño, una adaptación del rito romano para las diócesis de la República Democrática del Congo, aprobada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 30 de abril de 1988, cuando el país aún se llamaba Zaire.
Se trata del único rito basado en la inculturación aprobado tras el Concilio Vaticano II y el objetivo era incorporar la liturgia romana a la cultura africana, ya que los obispos se dieron cuenta de que los fieles no se sentían lo suficientemente involucrados en las misas.
Además de pequeños detalles, sobre todo se caracteriza por la introducción de cantos y bailes también del sacerdote durante la ceremonia y por la llamada a la protección de los seres queridos fallecidos.
EFE
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