ZAPORIYA.- La ciudad de Zaporiya, a unos 220 kilómetros de Mariúpol, espera la llegada del convoy con los primeros civiles que permanecieron dos meses escondidos en la acería de Azovstal, con técnicos municipales, médicos y organizaciones humanitarias preparados para atenderlos.
Desde el inicio de la guerra llegan cada día decenas o centenares de personas al centro de recepción de refugiados de Zaporiya, organizado en el aparcamiento de un centro comercial y que cuenta con carpa de alimentación, hospital de primeros auxilios y la atención de numerosos voluntarios.
Por estas instalaciones han pasado desde el inicio de la guerra 50.000 personas, según relata a EFE Vitaly, de 25 años, uno de los trabajadores del Ayuntamiento de Zaporiya que se ocupa de comprobar la documentación de los refugiados y anotarlos en un listado en cuanto bajan del autobús.
En los primeros días de la guerra pasaban por este punto unas 2.000 personas diarias. Ahora el número se ha reducido.
En la mañana de este lunes ya han llegado dos autobuses con ancianos y familias procedentes de Orihiv, un municipio de la región de Zaporiya en el límite con el frente. Los técnicos municipales comprueban sus pasaportes y les toman una fotografía a su bajada del autobús.
Una vez llegan, pueden libremente acudir a las carpas a por comida o recibir atención médica en el caso de que la necesiten. “Ellos deciden si quieren quedarse aquí alojados en nuestros albergues, colegios u hoteles, o si por el contrario deciden seguir el viaje hacia el Oeste para desdé allí salir a otros países de Europa”, explica Vitaly.
En el caso de que esa sea su decisión, se les transporta en autobús hasta el centro de la ciudad y desde allí van en tren. “El 90 por ciento de la gente se va hacia el Oeste”, dice este trabajador municipal.
Como cada día, en la carpa de atención humanitaria hay un equipo de Médicos sin Fronteras, que hoy espera a los evacuados de Azovstal pero sigue atendiendo a los que llegan de otras zonas.
“No sabemos en qué condiciones vendrán los de la acería. Usualmente llegan agotados, con incertidumbre, tristeza por las pérdidas en proceso. Muchos han perdido familiares, su casa, su trabajo. Han visto caer misiles y tienen crisis agudas mentales”, explica a EFE Lina Villa, al frente de los equipos de atención psicológica de Médicos sin Fronteras.
Además de la atención urgente, estos equipos visitan a los evacuados que deciden quedarse en Zaporiya en los hoteles y albergues. Van juntos un enfermero, un médico y un psicólogo para hacerles el seguimiento.
EFE