El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció este domingo que tiene intención de visitar los últimos bastiones rebeldes en el noroeste de Siria, si bien todavía no ha recibido todos los permisos necesarios para ello.
«Estoy esperando para trasladarme a través de los frentes al noroeste, donde nos han dicho que el impacto es todavía peor», dijo el jefe de la OMS en una rueda de prensa desde las áreas sirias en manos del Gobierno de Bashar al Asad y retransmitida en directo de forma telématica.
En la misma comparecencia, el director de Emergencias de la OMS para el Mediterráneo Oriental, Richard Brennan, detalló que todavía están «negociando para entrar en la zona», pero aseguró que están «trabajando con la ONU para tener el acceso» cuanto antes.
Ninguno de los dos ofrecieron detalle sobre la posible visita, pero de las palabras de Ghebreyesus se desprende que se haría desde dentro de Siria pasando por las áreas en manos del Gobierno del presidente sirio.
El jefe de la OMS se reunió hoy con Al Asad, quien se mostró abierto a considerar la apertura de «accesos adicionales en la frontera» para permitir la entrada de ayuda «a la gente de siria afectada en las zonas rebeldes», según dijo durante la rueda de prensa.
La áreas opositoras de las provincias de Idlib y Alepo, los últimos grandes bastiones rebeldes del país árabe, son los más golpeados por los terremotos, pero no recibieron su primer convoy con ayuda de la ONU hasta casi cuatro días después del seísmo inicial registrado la madrugada del lunes.
EFE