Madrid.- Este lunes Marcelo compareció ante los medios de comunicación más calmado, luego de digerir las emociones del homenaje que le dedicó el Real Madrid, club del que se marcha siendo el futbolista más laureado y admitiendo que, pese a ello, no se siente una leyenda y sí un canterano que cumplió sus sueños.
«No me siento una leyenda, nunca me he calificado así, me siento un jugador que quiere cumplir objetivos y ganar cosas», confesó en su adiós. «Me siento un canterano, llegué con 18 años y después de tanto tiempo me siento así. El futuro del Real Madrid es prometedor, lo vemos todos que el futuro es ahora».
«He vivido siempre el momento, no he pensado en el más allá de años, aquí me han dado la oportunidad de ganar cosas gigantes, de noches mágicas en el Santiago Bernabéu. Solo puedo agradecer por vivir todos estos años feliz, con una sonrisa en la cara. He tenido mucha suerte de no tener muchas lesiones, de jugar en el Real Madrid», añadió.
Una vez asumido el final de su etapa en la Casa Blanca, Marcelo siente que no fue justo cuando le pidió más minutos a Zinedine Zidane y Carlo Ancelotti, sus entrenadores de los dos últimos años a los que le une una gran relación.
«He tenido la suerte de jugar mucho más de lo que no he jugado. Cada entrenador tiene su filosofía y su manera de pensar me ha aportado algo. Esta temporada no he jugado casi nada, pero vi que lo importante no está solo en jugar, he sido muy útil sin jugar mucho. Jugándolo todo no me sentiría tan útil», admitió.
«He sentido una responsabilidad muy grande, me cabree con Ancelotti, discutimos y al día siguiente estábamos dándonos besos y abrazos. Me di cuenta que para ser importante, ganar una Liga y Champions, no hace falta jugar, hay que hacer equipo y ayudar al entrenador aunque quieras jugar mucho más», explicó.
Pese a que en un momento de la temporada el veterano lateral izquierdo quiso extender su contrato un año más, demostró que entendió que era el momento de poner punto y final a su etapa en el Real Madrid como jugador y buscar un nuevo reto.
«Tuvimos una reunión, hablamos todos y decidimos en conjunto que lo mejor era salir ahora. Es algo que duele porque no es fácil despedirte del club de tu vida, pero con el tiempo mejoró la sensación y vi que era una realidad», reconoció.
«No hay ningún problema en salir de un equipo, el mundo no se acaba ahora, no voy a dejar de vivir por salir del Real Madrid. Hay cosas bonitas en la vida fuera del fútbol. Quiero seguir jugando. Lo decidimos en conjunto así y es un día de alegría, no me voy pensando que quería un año más. Siempre seré un aficionado más del Real Madrid, no podía estar aquí sin aportar. Es la mejor manera, salir por la puerta principal mirando a la cara de todos», agregó.
Pese a haber superado todo lo que logró su compatriota Roberto Carlos, para Marcelo es inigualable y no ha dado caza al que considera el mejor lateral izquierdo de todos los tiempos.
«Es mi ídolo. Es muy difícil cuando llegué y la prensa me ponía como el sustituto de Roberto Carlos. Yo nunca quise ser su relevo, quise hacer mi historia. Soy Marcelo y quiero hacer mi historia con mi estilo y forma de jugar. Para mí, en el fútbol, no hubo ningún lateral izquierdo como Roberto. Es el mejor de la historia. Yo he hecho la mía, que todavía no ha terminado pero él ha sido el mejor», elogió.
La felicidad del jugador y su mayor orgullo, por encima de los 25 títulos conseguidos, es «el legado» que siente que le deja a los más jóvenes. «Que no me vean como Marcelo que ha ganado cinco Champions, que me vean como la persona que soy». Y recomendó sonreír siempre en la vida.
«Mi vida ha sido siempre una alegría. Mis padres y mis abuelos me enseñaron a sonreír a la vida porque si no lo haces tienes un problema. Cuando tengas un problema de verdad no vas a poder sonreír, hazlo mientras no lo tienes. Me veo como un ejemplo para muchos niños y me siento feliz», valoró.
Por último, también le dedicó un mensaje a la afición madridista. «La voy a llevar siempre en el corazón, me han dado muchas alegrías. Recuerdo un día de mi cumpleaños que corearon mi nombre y me cantaron el cumpleaños feliz en el Bernabéu. Fue inolvidable. Dejo mi legado en la afición y es muy bonito, me alegra dejar algo más que dar patadas a un balón, la persona es más importante».
EFE