LOS ÁNGELES.-Las criaturas más temibles de Latinoamérica ambientan las casas embrujadas del parque temático más antiguo de Universal para asustar a quienes celebran a partir de este jueves la temporada de Halloween en esos estudios ubicados en Hollywood.
Bajo un portón marrón, decorado para que parezca viejo, rodeado de maleza podrida y con árboles de los que cuelgan muñecos, se esconden tres conocidos monstruos que acercan, con sus historias de terror, la cultura de terror hispanohablante a la meca del entretenimiento.
El concepto de llevar las historias que durante décadas han asustado a los niños latinoamericanos ha ido evolucionando con el paso del tiempo en el parque, que empezó incorporando pequeñas elementos hasta consagrar lo que ahora se considera una ‘mini tierra’ «dedicada a la cultura, los mitos y las leyendas latinoamericanas», explicó a EFE el director creativo del evento, John Murdy.
La leyenda de El Charro, un personaje del folclore mexicano que nació en la década de 1920, abre las puertas del laberinto del terror mientras propone hacer realidad los sueños de un minero que se lamenta de su pobreza.
El origen de El Cadejo, criatura sobrenatural de gran tamaño que habita en los bosques y cuyo mito se fraguó en las zonas rurales de México y Centroamérica, aparece recreado en el segundo pasaje del terror para cumplir con su misión de atemorizar a los humanos.
El Coco o Cuco, el monstruo que se esconde debajo de la cama para asustar a los niños, completa esta trilogía de criaturas adentrando al espectador en su casa, decorada con los juguete de aquellos a los que ha tenido que comerse por no querer irse a dormir.
Morir de miedo, pero en silencio
A esta primera casa se suma otra atracción de terror dedicada a la dos primeras películas de la saga post-apocalíptica ‘A Quiet Place’ (‘Un lugar silencioso’), que supuso un desafío para Murdy y su equipo ya que la familia Abbott se comunica mediante lengua de signos a lo largo del filme para evitar ser cazados por criaturas misteriosas que son ciegas, pero han desarrollado un agudo sentido del oído.
La lengua de signos, según Murdy, «es una parte muy importante de la historia» que se tenía que incorporar en este laberinto del terror que recorre desde la granja de la familia Abott, pasando por la casa hasta llegar al sótano, donde tiene lugar una de las escenas más espectaculares de la película.
«Cuando estás esperando en la fila, hay un vídeo previo al espectáculo sin audio. Es la primera vez que hago un vídeo en el que no se escucha ningún tipo de sonido. Todo está hecho con lenguaje de señas americano con subtítulos abiertos para que la gente pueda leerlo», agregó el director creativo de Universal.
Otro reto que abordaron durante el proceso de creación de este laberinto fue el de las criaturas de la película: «Son grandes, no tienen forma humana y no caminan como humanos, así que sabíamos que no podíamos poner a actores en disfraces y lograr eso, por lo que tuvimos que hacerlas todas con efectos especiales», sentenció.
EFE