DOHA.- Cuando el juego no fluye lo mejor es tener contundencia y de esa le sobra a Francia, que en su camino para renovar el título de campeona tiró de la dinamita de sus delanteros, esta vez Olivier Giroud y Kylian Mbappé, que firmó su segundo doblete en el Mundial, para acabar con la resistencia polaca y avanzar a cuartos de final.
El primero se encargó de abrir el pastel con su tanto número 52 como internacional, lo que le acredita como el máximo anotador de la historia de Francia, y el segundo afianzó el resultado con dos genialidades que le propulsan un poco más hacia la leyenda que se empecina en escribir.
La campeona, que se medirá por un puesto en semifinales al ganador del duelo entre Inglaterra y Senegal, nunca había perdido unos octavos de final y en esta ocasión dejó una muestra más de que es una de las principales candidatas a al título.
Mbappé volvió a ser el encargado de poner el miedo, aunque esta vez cedió a Giroud el honor de hacerlo realidad. Y es que, el veterano delantero del Milan tenía una cita personal con la historia, un asunto entre él, un jugador muy discutido, y las estadísticas, irrefutables, que desde esta noche catarí le colocaron como el máximo anotador de la historia de Francia.
En el tiempo añadido, el VAR vio una mano de Dayot Upamecano en el área francesa y el penalti, a la segunda, permitió a Robert Lewandowski lograr su segundo tanto en el Mundial, después de que la pena máxima tuviera que repetirse.
El polaco se despide de la competición con una buena noticia que no maquilla su triste actuación.
EFE