BARCELONA.- Vicenta es una santera que pierde la fe en «Vicenta B.», un filme lleno de analogías con la situación actual de Cuba, «donde la realidad está cada día más lejos de la esperanza y ya no hay nada en lo que creer», según dijo en una entrevista con EFE su director, el cubano Carlos Lechuga.
La película, que se proyectó esta semana en el LATcinema Fest de Casa América Cataluña, se rodó en La Habana «en condiciones muy difíciles» y cuando finalizó el rodaje «todos salimos catapultados fuera del país», explicó la productora Claudia Calviño.
Aunque la película está llena de premoniciones, «durante el rodaje ninguno pensábamos que ahora estaríamos aquí, tan lejos de Cuba», aseguró la productora.
«Vicenta B.» narra la historia de una mujer negra de 45 años, magistralmente interpretada por Linnett Hernández Valdés, que entra en crisis cuando su hijo decide emigrar.
La sensación de nido vacío invade a la santera, que pierde el contacto con la realidad y el don para leer las cartas.
Cuando una joven llega a su casa a pedir ayuda, Vicenta es incapaz de hacer algo por ella, y eso provocará en la protagonista un sentimiento de impotencia y de vacío que impregna toda la película.
Pérdida de fe y espíritu de luto es lo que emana de la película que Lechuga ha construido alejándose «del cine colorido y lleno de palmeras y mojitos que se espera de un director cubano».
«Cuba es ahora mismo como una habitación en llamas en la que todo el mundo busca la salida, y eso se ve en la película, donde los dos únicos jóvenes que aparecen es un chico que emigra y una chica que se prende candela (fuego)», asegura el cineasta.
En su opinión, la situación por la que están pasando los cubanos «es muy mala, pero fuera muchos prefieren mirar hacia otro lado porque creen que Cuba tiene que seguir siendo el faro de América Latina».
«Hay que abandonar el romanticismo. Aquellos hombres bellos, jóvenes y barbudos que bajaron de las montañas para salvar al mundo ya están muertos; todo aquello pasó en otro siglo y ahora en Cuba ya no hay comunismo, hay gente sufriendo, un gobierno que no quiere soltar el poder y un capitalismo atroz que permite que se construyan hoteles de cinco estrellas mientras los hospitales están desabastecidos», sentencia.
«Algunos, sobre todo los que tienen hoteles, prefieren que Cuba siga siendo una especie de jacuzzi donde los hombres mayores encuentran mujeres jóvenes, pero la sociedad está a punto de explotar», concluye el director.
Carlos Lechuga, formado en el Instituto Superior de Arte en Cuba y en la Escuela Internacional de Cine y Televisión, cuenta en su carrera con varios cortometrajes como «Los bañistas» y «Cuca y el pollo», además de ser guionista en varios filmes; «Melaza» (2012), es su primer largometraje como director, al que le sigue «Santsa y Andrés» (2016).
EFE