Roma.- Son seis partidos seguidos los que el Milan lleva sin ganar. El actual campeón del ‘Scudetto’ no es ni la sombra de lo que fue la temporada pasada; y este domingo cayeron 2-5 ante un Sassuolo que coquetea con el descenso, pero abochornó a los ‘rossoneri’. Fue una seña más de la urgencia del club milanista, en caída libre desde que comenzara el presente año.
Era imposible predecir cómo iba a afectar el parón por el Mundial a los equipos, pero también era complicado pensar que iba a traer consigo esta versión del Milan de Pioli, que hace menos de un año se coronó campeón de Italia.
Otra vez se vio superado en ataque y defensa por su rival. Tal como le pasó ante la Lazio (4-0), Inter (0-3) y Torino (0-1), que los apeó de Coppa Italia. Y eso que el esquema y las piezas son las mismas, o casi iguales. La diferencia radica en el nivel individual de cada una de ellas.
Ni Kalulu, ni Tomori, ni Theo, ni Tonali, ni Bennacer, ni Leao (hoy suplente) están al nivel del año pasado. Mención aparte merece el tema de la portería, que nota más que nunca la falta de Maignan. Y cuando la columna vertebral falla, el resto no se sostiene. El Milan es un equipo que transita mal en defensa, que no es sólido en el carril central y deja espacios por los laterales. En ataque, sin Leao al 100%, Giroud no es suficiente. De Ketelaere y Brahim se alternan sin peso en la ofensiva.
Son demasiadas cosas como para mantenerse en una lucha por revalidar un título que se antoja ya imposible tras la goleada de un Sassuolo que supo aprovechar las debilidades y que se aleja del descenso.
En 20 minutos ya iba mandando el conjunto visitante en el marcador con dos goles de ventaja. En San Siro. Con una versión de Berardi que esta vez si recordó a la de la pasada temporada, esa que tanto han echado de menos los ‘neroverdi’, que perdieron a su mejor jugador por lesión a principios de temporada.
Primero Defrel y luego Frattesi evidenciaron los problemas defensivos de un Milan que no llega a las ayudas en transiciones, que repliega con muchos problemas y que no es capaz de ser contundente en área propia.
Giroud recortó distancias a los pocos minutos, en el 25, en lo que se presentó como la reacción milanista en su casa. Un espejismo. Berardi hizo el tercero a la media hora del partido. Los jugadores buscaron una solución en silencio, conscientes de que las opciones de pugnar por el Scudetto se esfumaron con ese tanto y que la Lazio y Roma aprietan por la plaza Champions.
Movió el banquillo Pioli en el descanso y le dio entrada a Leao por un De Ketelaere que de nuevo volvió a ser intrascendente en la zona de tres cuartos. Comenzaba un nuevo partido en la segunda mitad para el Milan en busca del milagro, pero las esperanzas, si es que quedaban, se esfumaron en la primera jugada cuando Calabria cometió penalti sobre Laurentiè que este mismo convirtió para el 1-4.
El partido transitó entonces entre los vagos e ineficaces intentos de un desdibujado Milan de darle la vuelta al marcador y las ocasiones de un cómodo Sassuolo a la contra en busca de una ‘manita’ que llegó en el minuto 79 en las botas de Matheus Henrique, ahondando en la herida abierta de este Milan que se desangra y que no encuentra solución a ninguno de sus problemas.
No encajaba el Milan cinco goles en San Siro desde 1997. El bochorno provocó que parte de la afición abandonara el estadio en ese momento. La mayoría aguantó para apoyar a los suyos al final del choque, colaborando en el momento más complicado de la etapa Pioli.
Origi hizo el segundo de los suyos y se llevó el honor de marcar el mejor gol de un partido que, eso sí, todos sus aficionados intentarán borrar de la memoria, pues no supuso más que la confirmación de que el Milan no está para luchar por el Scudetto y que su objetivo pasa ahora a finalizar entre los cuatro primeros y asegurarse la Liga de Campeones la próxima temporada. La semana que viene espera el Inter.
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EFE