Madrid.- Empieza a ser habitual, tal y como sucedió durante un buen tiempo con Rafael Nadal, mostrar más preocupación por el momento del retiro que por las aspiraciones, ambiciones y perspectivas de triunfo en el entorno de Novak Djokovic, más acostumbrado a las derrotas en los últimos tiempos que a levantar el trofeo final.
Nadie ha ganado más que este serbio de 37 años que intenta resistir también a la amenaza del tiempo. Instalado en la cima durante dos décadas, daba la sensación de ser eterna la alternancia en el reinado del conocido como ‘Big Three’.
Cada uno tuvo su momento, su especialidad, sus tiempos y sus éxitos. Una vez retirado Roger Federer, el primero en asumir su declive, llegó la hora del adiós de Rafael Nadal, advertido por las lesiones y los malos resultados que en noviembre pasado optó por parar, por la despedida.
Queda Novak Djokovic. Queda aún. Aunque el circuito, los torneos y los resultados llevan algún tiempo con señales de que el tiempo se agota también para este deportista de 37 años, reclamo aún de cualquier evento, el rey de los Grand Slam.
Y es que en cuatro de los cinco últimos torneos que ha jugado ha caído en su debut. Madrid ha sido el último caso, superado por Matteo Arnaldi en dos sets, sin respuesta.
Nole, ganador tres veces en la Caja Mágica, se marchó como un perdedor de la pista Manolo Santana. Apresurado y cabizbajo. Con prisas. Atendió rápido, sin descanso casi, a los medios de comunicación.
Para abandonar el recinto y arrinconar la experiencia en Madrid, la primera desde el 2022, cuando protagonizó una batalla épica en la semifinal contra Carlos Alcaraz.
Perdió, pero demostró que su vigencia estaba latente ante uno de los principales referentes de la nueva generación, la llamada a la herencia.
Tres años después la situación ha sido radicalmente opuesta. Sin poder hacer frente a un rival menor, sin repercusión y currículo alguno, que tiró de entusiasmo y poco más para abrazar la victoria más importante de su carrera. No tendrá mucho más recorrido en Madrid pero nadie podrá arrebatarle este momento.
Djokovic, por primera vez, dio la sensación de que asume con naturalidad la cuenta atrás de su historia deportiva. ¿última vez en Madrid?: «Podría, no estoy seguro de si volveré. No lo sé. Volveré seguro, no sé si como jugador. Espero que no sea mi último partido aquí, pero podría ser».
¿Despedida de Madrid?. Puede ser. La pregunta de cada evento a partir de ahora. Djokovic ha caído a la primera en cuatro de sus últimos cinco torneos. Le ocurrió en Madrid. Le había ocurrido en Montecarlo, Indian Wells y Doha. Miami fue la excepción. Acarició allí la victoria pero cayó ante Jakub Mensik.
Semifinalista en el Abierto de Australia, del que se retiró antes de jugar con Alexander Zverev por lesión, casi todo han sido malas noticias para un jugador acostumbrado al éxito y que no consigue ganar desde que a finales del 2023, cuando estuvo a un paso del Grand Slam, coronado en Roland Garros, en Australia y en Estados Unidos y solo superado por Alcaraz en Wimbledon, consiguió el triunfo en las Finales ATP y antes en el Masters 1000 de París.
Cerró ese año a lo grande, pero después llegó el desierto. Sin trofeo alguno ATP en el 2024, elevado y compensado con el oro olímpico en París 2024.
Tampoco ha mejorado en el 2025. 37 años, número uno del mundo durante 428 semanas y con 99 títulos lleva partidos perdidos consecutivos. Sin ganar set alguno. En la final de Miami ante Mensik (7-6(4) y 7-6(4), en Montecarlo contra Alejandro Tabilo (6-3 y 6-4) y ahora en Madrid, frente a Matteo Arnaldi (6-3 y 6-4).
Llegará a Roma sin ganar partido alguno sobre arcilla. No triunfa en polvo de ladrillo desde la final olímpica del 2024 el balcánico
«Han sido 20 años sin vivir lo que me está pasando en los últimos doce meses. Derrotas tempranas, demasiadas. Es parte del deporte y tienes que aceptar las circunstancias, intentar hacer lo mejor con ello. No puedo sentarme aquí y quejarme de mi carrera, pero es una sensación diferente que tengo que aceptar. Veremos que pasa».
EFE