CARACAS.- Ya en el tramo final, Julen Lopetegui negaba insistentemente cuando el juez de línea levantó la bandera para invalidar el 2-3 de Toti con el que el Wolverhampton sintió durante un instante el pase para la siguiente ronda de la FA Cup y con el que el Liverpool bordeó otro fracaso, hasta que el VAR confirmó la decisión del árbitro Andy Madley entre la polémica que sostuvo el 2-2 en Anfield.
Habrá desempate en otro escenario, en el Molineux, con la inquietud que eso debe suponer para el Liverpool, un equipo ajeno a su mejor nivel, que sólo funcionó en ráfagas esporádicas y sobrevivió porque dispone de individualidades definitivas, pero aún así fue aplacado por el plan de Lopetegui, que ha revitalizado a los Wolves, por delante en el minuto 26.
El fallo de Alisson que supuso el 0-1 fue increíble. También comprensible en la sobre exposición de los guardametas a jugar con el pie en el fútbol actual. En una salida de balón, tras una cesión de Thiago Alcántara, que recuperó un balón que había perdido segundos antes en una posición peligrosa, el portero internacional brasileño controló, miró, jugó… Y se la dio a Guedes.
A portería vacía, el futbolista portugués transformó el regalo en gol para que el Wolverhampton tomara ventaja en Anfield, contra pronóstico, para poner de nuevo contra las cuerdas al conjunto de Jurgen Klopp, tan habituado este curso a tal situación, dentro de la montaña rusa y la irregularidad por la que transita también en la Premier League.
Hasta entonces, también después, había propuesto más el Liverpool. Ni desborda ni concreta ni genera todo lo que surgía de su incontestable fútbol la pasada campaña. Rebajado en este ejercicio, dentro de un laberinto del que no halla la salida definitiva, apenas contó ocasiones en el primer acto, ni en el esperado debut de Cody Gakpo.
Notable en Qatar 2022, fichado por 42 millones de euros en este mercado de invierno por el Liverpool al PSV Eindhoven, ubicado en el extremo izquierdo, se reincorporó este sábado a la competición por primera vez desde el Mundial, con una puesta en escena prometedora, un tiro en el minuto 4, que decayó con el paso de los minutos, apenas sin más opciones, desaparecido conforme avanzó el encuentro.
Aún exigió el Wolves una estirada de Alisson, resurgido frente al trallazo desde lejos de Guedes con el que intentó el 0-2 antes del descanso, pero el Liverpool tiene tantos recursos, tan buenos futbolistas, que cualquier instante, cualquier espacio, le permite marcar la diferencia de repente, sin que el rival lo intuya, sin margen para prepararse para lo que se viene encima.
Como Darwin Núñez, por el que ha pagado 75 millones de euros hace seis meses, o como Trent Alexander-Arnold, cuyas virtudes ofensivas sobrepasan sus defectos defensivos y cuya velocidad, precisión y visión lo hacen incontestable cuando suma cada una de sus cualidades, como en el contragolpe y en el centro con el que conectó con el atacante uruguayo, que remató de primeras con la izquierda. Perfecto. Imparable para el portero.
Un alivio al borde del descanso para el local, que a la siguiente ocasión apuntó a la remontada: Toti falló en su despeje con la cabeza, una intervención fatal que habilitó la posición en fuera de juego de Mohamed Salah. El astro egipcio definió el 2-1 en el minuto 52, cuando parecía que ya sería definitivo para la victoria de su equipo.
Pero no lo fue. Primero perdonó Ait-Nouri el 2-2 con un tiro demasiado centrado ante Alisson, pero no lo hicieron Hee-Chan Hwang y Matheus Cunha, recién entrados al terreno y combinados para el 2-2 con el que el Wolverhampton puso al borde del precipicio al Liverpool en el minuto 66. No cayó en él porque el gol de Toti a última hora fue anulado entre la polémica. El desempate decidirá en el estadio Molineux.
EFE