PARÍS.- El Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, afrontará dos mociones de censura.
La aprobación dependerá de los votos de un partido conservador dividido.
El escenario se produce en medio de una crisis política inédita, alimentada por reforma de las pensiones y el incremento de la edad mínima de jubilación.
El futuro de la primera ministra nombrada por Macron, Élisabeth Borne, estará en las manos de los 61 parlamentarios de Los Republicanos (centroderecha).
Los legisladores podrían hacer cambiar el resultado, teniendo en cuenta que el partido de Macron y sus aliados cuenta con una mayoría relativa.
Serían necesarios al menos 287 parlamentarios para tumbar al Ejecutivo -la mitad más uno-, de un total de 573 asientos (hay cuatro escaños vacantes).
La conferencia de los presidentes de la Asamblea se reunirá a las 15.30 hora local (13.30 GMT) y, si aprueba el orden del día, las dos mociones se someterán al voto.
La popularidad del Gobierno de Macron bajo mínimos históricos
Mientras la popularidad Macron toca mínimos desde que asumiese la presidencia en 2017 -actualmente solo el 28 % lo aprueba, a niveles de la crisis de los «chalecos amarillos» finales de 2018/2019-, las protestas sociales comienzan a ser más imprevisibles y volátiles.
Desde la adopción definitiva de la reforma, el pasado día 16, se han recrudecido y muchas veces han ido al margen de los partidos de izquierda y de los sindicatos. Muchas se han convocado en las redes sociales.
Ese carácter espontáneo y sin líderes evoca al método de la revuelta de los «chalecos amarillos».
Anoche, en la tercera noche seguida de manifestaciones espontáneas, hubo al menos un centenar de arrestos en toda Francia, sobre todo en París.
Paralelamente al malestar de la calle, las huelgas sindicales contra la reforma siguen su curso. Varias refinerías están bloqueadas, como la de Le Havre, la mayor del país. Aunque aún no hay datos consolidados, varias gasolineras en la región de Lyon y de Marsella ya sufren de la falta de carburante.
Por su parte, los impactos de los paros en la recogida de basura en París se hacen sentir. A pesar de que el Gobierno ha impuesto la vuelta de algunos trabajadores por razones de salud pública, miles de toneladas de basura se acumulan todavía en las aceras.
El Ayuntamiento de París, que apoya la huelga y no coopera con el Gobierno, calculó que el número de desechos se ha estabilizado en 10.000 toneladas.
EFE