BERLÍN.- Decenas de miles de alemanes salen desde hace una semana cada día a las calles para protestar contra la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), tras conocerse una reunión secreta en la que miembros del partido debatieron planes para expulsar a millones de inmigrantes, incluidos ya nacionalizados.
Con lemas como «prohibición de la AfD ya», «todos contra el fascismo», «unidos contra el odio» o «nunca más», 50.000 manifestantes protestaron ayer en Hamburgo, mientras que el fin de semana pasado lo hicieron, 25.000 en Berlín y 30.000 en Colonia para mostrar su indignación por esta información publicada por el portal de periodismo de investigación «Correctiv».
Hay 178 manifestaciones previstas hasta finales de mes, entre ellas más de ochenta este sábado y el domingo en ciudades como Hannover, Múnich, Stuttgart, Dresde, Fráncfort o Núremberg.
En Potsdam asistieron a la protesta la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, y el canciller alemán, Olaf Scholz, quien llamó en sus redes a los demócratas a unirse y a demostrar que Alemania «ha aprendido del pasado».
No olvidar el pasado
«Si hay algo que nunca más podrá tener cabida en Alemania es la ideología racial nacionalsocialista», sentenció Scholz la víspera en un videomensaje, en el que se preguntó qué sienten ahora los más de 20 millones de ciudadanos de origen migrante.
«Quiero decirles a todos: ustedes son parte de nosotros. Nuestro país los necesita», enfatizó.
Casi 30 personas, entre neonazis, representantes de AfD y simpatizantes, se reunieron en noviembre en el hotel «Landhaus Adlon» en Potsdam para hablar de las expulsiones de personas de origen inmigrante.
Entre los asistentes había dos miembros de los democristianos (CDU) y un asesor personal de la colíder de la AfD, Alice Weidel.
La AfD asegura que se trata de «cuentos de hadas» y que todo está siendo «muy inflado» en los medios.
El encuentro secreto se produjo a pocos kilómetros del lugar donde se celebró la conferencia de Wannsee en 1942 durante la cual quince representante de la SS, del NSDAP y de varios ministerios del Reich abordaron la cooperación en la deportación y el asesinato de judíos europeos en el marco de la llamada «solución final».
También se produjo diez meses antes de las elecciones regionales en tres estados federados: Brandeburgo, Sajonia y Turingia, donde la AfD encabeza las encuestas.
En diciembre el partido ultra consiguió su primera alcaldía en Alemania en una localidad de Sajonia (este), después de que en junio un candidato de la AfD ya se convirtiera en gobernador de un distrito en Turingia (este).
La ultraderacha, al alza en las encuestas
A nivel nacional la AfD alcanza el 22 % en la intención de voto, solo superado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su socio Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), con un 31 %.
Los partidos del Gobierno de coalición (liberales, verdes y socialdemócratas) por contra pierden en cada sondeo puntos.
La AfD ha sabido capitalizar el descontento ciudadano con el Gobierno, que ha llegado al ecuador de su mandato con constantes disputas internas, una economía que se contrajo el año pasado un 0,3 % y una tasa de inflación anual del 5,9 % en 2023, la segunda mayor desde la reunificación.
El Gobierno se enfrenta además a protestas de los agricultores y del sector logístico tras tener que acometer recortes en subsidios en varias carteras para tapar un agujero de 17.000 millones de euros en el presupuesto de 2024.
Según un sondeo del día 16 de las cadenas de televisión RTL y ntv, el Partido Socialista (SPD) de Scholz, ya solo recibe el apoyo del 13 % de los alemanes, el nivel más bajo en casi cuatro años.
El Partido Liberal (FDP) incluso debe temer no alcanzar el umbral del 5 % requerido para mantenerse en unas elecciones en el Bundestag (Cámara Baja). Los Verdes se mantienen estables en el 14 %.
¿Prohibir a la AfD o no?
En medio de este contexto ha resurgido con fuerza el debate sobre una prohibición de la AfD, que ingresó al Bundestag en 2017, donde cuenta con 78 escaños.
Según una encuesta de Ipsos del pasado día 11, un 42 % de los alemanes está a favor de prohibir la AfD, pero idéntico porcentaje se pronuncia en contra.
Scholz ha dejado claro que, «quien está en contra de nuestro orden fundamental liberal y democrático es un caso para la Oficina para la Protección de laConstitución y para la Justicia».
Alternativa por Alemania fue declarada «probadamente extremista» por la Oficina para la Protección de la Constitución en Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia, y sus juventudes han sido clasificadas de organización de extrema derecha.
Entre los líderes de los partidos alemanes hay posturas diferentes: el jefe de la opositora CDU, Friedrich Merz, cree que este debate solo favorece a la AfD y que tras una hipotética disolución surgiría simplemente un nuevo partido.
El jefe del FDP, Christian Lindner, afirma que, si fracasase un intento de prohibir la AfD, el partido obtendría un «gran triunfo».
La AfD coincide en que un veto solamente jugaría a favor del partido.
Un proceso complicado
La copresidenta del SPD, Saskia Esken, sin embargo, considera que al menos habría que analizar la posibilidad, mientras que el vicecanciller, el verde Robert Habeck, argumenta que es una cuestión no para la política, sino la justicia.
En Alemania existen grandes obstáculos para prohibir un partido. La decisión corresponde al Tribunal Constitucional, que juzga únicamente según los estándares de la Ley Fundamental.
Así, la AfD tendría que oponerse manifiestamente a los principios y valores del orden fundamental liberal y democrático consagrado en la Constitución, querer eliminarlos de manera activa y combativa, y además tener cierta perspectiva de alcanzar sus objetivos.
La solicitud para una prohibición la pueden presentar la Cámara Baja, la Cámara Alta o el Gobierno.
El Constitucional rechazó en 2017 la prohibición del NPD porque el partido tenía muy poco peso para implementar sus objetivos anticonstitucionales.
EFE