WASHINGTON.- El 118 Congreso estadounidense inicia este próximo martes su andadura con una nueva relación de fuerzas entre sus dos cámaras y la previsión de que los dos últimos años de mandato del presidente, Joe Biden, se vean obstaculizados por la oposición republicana.
Cuando los conservadores lograron el control de la Cámara Baja en las elecciones de medio mandato de noviembre recuperaron el poder de marcar el calendario legislativo, al gestionar qué proyectos de ley van a ser debatidos y cuándo, y con esto se hicieron fuertes frente a un Senado dominado aún por los demócratas.
En esos comicios los republicanos obtuvieron 222 escaños en la Cámara de Representantes, 9 más que sus rivales, mientras que los demócratas mantuvieron el Senado inicialmente con 51 puestos, si bien la senadora Kyrsten Sinema los abandonó en diciembre para registrarse como independiente.
Los republicanos han prometido actuar para que el Gobierno «responda al pueblo estadounidense», luchar por los derechos constitucionales de la gente, realizar una vigilancia «rigurosa» y «exigir transparencia».
Y tienen como probable cabecilla a Kevin McCarthy, hasta ahora líder de la minoría en ese hemiciclo y que pese a las rencillas internas parece tener asegurados los 218 votos requeridos para hacerse con el puesto de «Speaker». Si algunos congresistas no acuden a la votación o votan «presente» el umbral mínimo para lograr la presidencia de la Cámara Baja descendería.
En estos dos próximos años cruciales antes de las presidenciales de 2024, para las que el exmandatario republicano Donald Trump (2017-2021) ya ha postulado y no parece cuestionarse que Biden también lo hará, este último finalizará así su mandato con una virulencia creciente desde el bando contrario.
EFE