#Qatar2022 Francia acabó con el sueño marroquí

Al Khor (Catar).- Francia jugará la final de Qatar 2022, la cuarta de su historia, la primera contra Argentina, tras haber logrado derribar el fortín marroquí con un gol de Theo Hernández a los 5 minutos y aguantar el acoso africano hasta que llegó el golpe letal de Kolo-Mouani en el 79.

La alegría de la victoria lo puede todo. Catar presenciará el duelo entre Leo Messi y Kylian Mbappé, las dos estrella del PSG, enemigos el próximo domingo con la tercera estrella para cada selección como recompensa.

No habrá finalista africano, como soñaba todo un continente, ni árabe, en el primer Mundial organizado en un país árabe. Tras caer ante la campeona del mundo, los «Leones del Atlas», que han roto muchas barreras, tendrán que conformarse con buscar el podio el próximo sábado contra la subcampeona de hace cuatro años, Croacia.

La victoria, que permitirá a Francia optar a revalidar el título conseguido en Rusia, algo que nadie ha hecho desde el Brasil de los 60´, no puede ocultar las carencias defensivas de la campeona, puesta en jaque por un equipo que no destaca por su potencia ofensiva. Ni que su estrella, Kylian Mbappé, parece menos estrella desde hace dos partidos.

El tempranero gol de Hernández cambió los papeles repartidos a priori, los franceses defendiendo y Marruecos a la ofensiva, donde no se le había visto hasta ahora.

La mejor manera de derribar un fortín es obligarle a salir de sus casillas. En 5 minutos, el lateral del Milan logró lo que no habían conseguido hasta ahora equipos como Bélgica, Croacia, España y Portugal.

Ni muchos más, porque el tanto fue el primero que un rival lograba en las mallas marroquíes desde que en agosto pasado Walid Regragui se hiciera con las riendas de la selección y el segundo que encaja Bono, tras el que le metió, en propia puerta, Aguerd contra Canadá.

Como hace cuatro años en Rusia, la solución francesa llegó de la mano de un defensa. Entonces, ante Bélgica, fue Samuel Umtiti quien se vistió de goleador para darle a Francia el pase a la final y ahora fue Theo Hernández, un jugador que llegó con la vitola de suplente y que fue titular por la lesión de su hermano Lucas. Otra muestra de que el destino se escribe con renglones torcidos.

Como el gol, nacido de un desajuste defensivo de la zaga más sólida, un resbalón de En Yamiq, un mal despeje de Hakimi, un remate acrobático de Theo y Bono sin recursos. Todo lo que hasta ahora había rodado a la perfección para Marruecos se derribó en un instante frente al empuje francés. La confianz mueve montañas, dirán unos.

Lo más difícil ya estaba hecho para la campeona. El asediado obligado a salir de su fortín, el plan perfecto para Didier Deschamps que se había rebanado los sesos para fisurar la muralla y que se encontraba con una grieta al poco de empezar.

ATAQUE MARROQUÍ

Obligado a reaccionar, los «Leones del Atlas» se lanzaron a la aventura para sacar los colores a la zaga francesa, puesta en evidencia por Ounahi en el 11, salvada por Lloris, y en cinco más tarde por Konaté.

Mal augurio para lo que restaba al partido y para la final que se avecina contra las huestes de Lionel Messi. Francia está incómoda defendiendo, incluso con el ataque alocado de Marruecos y eso lo olió el equipo, que trató de recobrar las riendas del juego, la mejor forma de no sufrir agobios.

En la estirada, Giroud demostró que no era su mejor noche y falló dos ocasiones buenas, en el 37 a pase de Tchouaméni, algo desviada, y tres mas tarde a pase de Mbappé, que superó a su amigo Hakimi pero el disparo lo saca bajo palos El-Yamiq.

El defensa marroquí del Valladolid tuvo el empate en sus pies en el 44 con una chilena tras un córner que entre Lloris y el palo evitaron que acabara en gol.

Espoleados por esa esperanza, los africanos creyeron en la gesta, en remontar ante la campeona, obligada ahora a achicar agua, los papeles cambiados, el asediador asediado.

Marruecos acarició el gol con el intento de En-Nesyri, su mejor argumento anotador en Mundiales; lo procuró Ounahi a pase de Ziyech, e incluso Hakimi se sumó a la fiesta. Pero no hubo nada que festejar.

Trató de darle brío Regragui a su equipo desde el banquillo, pero fue la salida de Marcus Thuram la que permitió respirar a Francia, que llevó el juego a la otra área, la mejor receta para no sufrir.

Griezmann, que durante muchos minutos se afanaba en tapar las vías de agua de su zaga, agarró el timón para enderezar el rumbo de la campeona, que seguía padeciendo cada vez que un marroquí se lanzaba al ataque. El sudor corría por la frente de Deschamps, cuando Hamdallah casi se planta solo ante Lloris.

Pero el sosiego no llegó hasta que en el 79 Kolo Mouani se aprovechó de una jugada de Mbappé, medio disparo, medio asistencia, para derrumbar la fortaleza de Bono.

Ni un minuto hacía que, en lugar de un desdibujado Dembélé, había entrado el delantero del Eintracht Frankfurt, el último en incorporarse a la aventura mundialista por la lesión de Nkunku. De nuevo los renglones torcidos.

El gol acalló a la ruidosa grada. Marruecos había soñado con estar en lo más alto y tendrá que conformarse con haber sido la africana que más lejos ha llegado, la árabe que mantuvo el orgullo más tiempo en el Mundial árabe.

Pero no fue suficiente para evitar que el título se lo jueguen dos naciones que figuraban entre las favoritas antes incluso de empezar el torneo. Marruecos ya ha escrito su historia. Francia y Argentina, buscarán la suya.

EFE