BOGOTÁ.- Más de 800 indígenas, que desde hace casi un año se encontraban viviendo bajo carpas de plástico y precarias condiciones en el céntrico Parque Nacional de Bogotá, empezaron a preparar el regreso a sus territorios, de los que salieron debido al conflicto armado y la violencia.
«Comenzamos esta operación porque el retorno es un derecho fundamental y tiene que hacerse con garantías», explicó este viernes a los medios la directora de la Unidad de Víctimas, Lilia Solano.
La Unidad de Víctimas es el ente que ha liderado las negociaciones con las tres comunidades indígenas embera que viven en el parque y que conforman un total de 325 hogares.
Así, las familias, entre las que más del 50 % son niños y niñas, se despedirán hoy del parque donde han vivido desde que regresaron en octubre del año pasado, empacaran sus pertenencias en lonas y el domingo en la noche comenzarán el viaje a los territorios en el Chocó y en Risaralda.
Se trata, en algunos casos, de lugares ancestrales donde no han vivido desde hace décadas, pues los grupos armados, la violencia y la pobreza los expulsaron.
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