MADRID.- Suiza ha dado el primer paso para llevar a Europa a una nueva era alimentaria, porque ya tiene sobre la mesa la primera solicitud que se hace en el Viejo Continente para comercializar carne cultivada en laboratorio.
La iniciativa es de la empresa israelí Aleph Farma, productora de este alimento sintético, que también ha hecho solicitudes similares en Estados Unidos y en Singapur, tres países en la carrera por liderar este nuevo alimento.
Sin embargo, la sociedad en general aún tiene desconocimiento y desconfianza hacia este tipo de carne y su encaje legal en la Unión Europea está aún por determinar con más precisión.
¿QUÉ ES LA CARNE CULTIVADA?
La carne cultivada, según detalla la ONG ProVeg España, se obtiene a partir de cultivos celulares en lugar de hacerlo directamente de animales.
Hay dos métodos, que son el celular y el acelular: para el celular se toman inicialmente muestras de células madre de los animales mediante una biopsia.
Estas células se alimentan con nutrientes en grandes cubas y, a medida que crecen, se convierten en tejido muscular, que es lo que se denomina carne cultivada, según apunta dicha organización.
El método acelular, o de fermentación de precisión, se refiere al uso de microorganismos en lugar de cultivos celulares para producir productos como la leche y las proteínas de la clara de huevo.
Estos productos pueden cultivarse directamente a partir de microorganismos como la levadura en un proceso de fermentación similar al utilizado ya en la industria alimentaria.
¿QUÉ ENCAJE LEGAL TENDRÍA EN LA UE?
El asunto ya llegó hace años al Parlamento Europeo con respuestas de la Comisión Europea en las que se considera que la aproximación más adecuada es la derivada de la regulación sobre nuevos alimentos, según recuerda el especialista en Derecho Alimentario del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (Ainia), José María Ferrer.
En concreto, encajaría en el artículo 3 del Reglamento 2283/2015 que engloba en el concepto de nuevo alimento a los constituidos, aislados o producidos a partir de cultivos celulares o tejidos derivados de animales, plantas, microorganismos, hongos o algas.
Dicho reglamento deja claro que la Comisión unicamente autorizará e incluirá un nuevo alimento en la lista de la Unión si, sobre la base de las pruebas científicas disponibles, el alimento no plantea un riesgo para la salud de las personas.
Además, se exige que la utilización prevista del alimento no induzca a error al consumidor, especialmente si está destinado a sustituir a otro alimento y hay cambios significativos en el valor nutritivo.
En el caso de que el alimento esté destinado a sustituir a otro, que no difiera de este de manera que su consumo normal resulte desventajoso desde el punto de vista nutricional para los consumidores.
PERO, ¿QUÉ OTROS REQUISITOS LEGALES SE DEBEN CONSIDERAR?
Este mismo experto recuerda que, una vez un producto haya conseguido la aprobación como nuevo alimento, se le debe aplicar la legislación general alimentaria relativa a la responsabilidad de los operadores y la trazabilidad.
Además, cuando estos alimentos salgan al mercado tendrán que respetar las exigencias derivadas de la regulación sobre la información al consumidor.
Son algunas de las disposiciones legales que serán de aplicación, siempre con la salvedad de que el legislador comunitario no establezca un marco legal específico para este tipo de alimentos, apunta Ferrer.
¿Y QUÉ PASARÁ AHORA EN SUIZA?
La intención de Aleph Farm es conseguir próximamente el permiso de Suiza para vender carne cultivada, bajo la marca Aleph Cuts, en la cadena de supermercados Migros.
Más adelante, Aleph Farms planea lanzar Aleph Cuts en Singapur e Israel en cantidades limitadas y ofrecer experiencias de degustación con socios selectos, en espera de las aprobaciones regulatorias, según un comunicado reciente de la compañía.
Ahora está por ver cuándo ésta u otras empresas se deciden a presentar solicitudes ante la UE y ver si consiguen superar los requisitos legales actuales o los que estén por venir, para que la carne cultivada sea una realidad en los países comunitarios.
EFE