CARACAS.- Todavía existe una deuda que pagar a la sociedad venezolana por “el caracazo”, hechos ocurridos hace 35 años, y que es importante saldar y recordar permanentemente los hechos para el conocimiento de las nuevas generaciones, afirmó Pablo Fernández Blanco, secretario ejecutivo del Consejo General de Policía y activista de Derechos Humanos.
“Es importante continuar la vía de reparación a las víctimas, a las específicas, porque toda la sociedad venezolana fue víctima de este atropello, y hay que hacer un gran esfuerzo de mantenimiento de la memoria histórica y del conocimiento de los hechos”, sostuvo Fernández en entrevista con Esther Quiaro.
Aseguró que los hechos ocurridos principalmente los días 27, 28 y 29 de febrero de 1989 constituyen un parteaguas en la historia contemporánea de Venezuela.
“Significó el punto definitivo de no retorno de un modelo político, económico, incluso cultural que se había venido desarrollando en los últimos 40 años de la IV República”, aseguró Fernández.
Explicó que esos 40 años (1958-1998) se identifican en el Pacto de Punto Fijo y significaron un acuerdo de élites, pergeñado desde Estados Unidos y que le garantizaba el control de las riquezas de Venezuela a la potencia norteamericana, sostenido sobre la base de la represión sistemática y constante del pueblo venezolano.
“Estábamos bajo el influjo la doctrina de la Seguridad Nacional que impactó a América Latina, con la desaparición forzada de personas, que se aplicó con tanta fuerza en el gobierno de (Raúl) Leoni (1964-1969)”, señaló el docente universitario.
Sostuvo que la aplicación de estos métodos de vulneración de derechos, aprendida en la Escuela de la Américas, tiene un influjo directo en la forma de entender la relación del poder constituido con el pueblo y que empieza a manifestarse a partir del llamado viernes negro (1983), cuando se devalúa la moneda y comienza la crisis económica.
“Hay quienes piensan que el caracazo fue algo que surgió por generación espontánea, pero (continuó gestándose) cuando el gobierno de Lusinchi profundiza la crisis con altísimos niveles de corrupción y desvío de fondos públicos y, comienza a legitimar la deuda privada; luego llega Carlos Andrés Pérez que representaba en el imaginario colectivo una rememoranza de un momento anterior donde había tenido un gobierno con mayores facilidades económicas y a los pocos días la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que llevó a la devaluación de la moneda, y un ajuste económico que golpea en el bolsillo de la gente, con aumento en el precio de la gasolina, que generó un efecto de shock en la sociedad venezolana”.
Recordó que el incremento del pasaje fue una especie de chispa que detona el inicio de las protestas, que fue respondida por una fuerte represión.
En su opinión, La utilización de una institución tan importante en la sociedad como es la Fuerza Armada para una práctica de represión masiva, de asesinatos en la vía pública, implementación de un régimen de terror durante varios días, fue un factor que llevó a esa ruptura de la población con el orden político que existía hasta entonces.
“Es importante la memoria histórica. Creo que hemos atendido mucho de lo que ocurrió en aquella fecha fatídica, pero hay lecciones que hay que seguir analizando”, apuntó el activista.
José Luis Carrillo/Unión Radio
